A mediados del siglo pasado, diversos autores (no sólo psicólogos, también antropólogos, lingüistas, filósofos etc.) empiezan a desarrollar una forma diferente de preguntarse sobre los problemas humanos:
¿Cómo funcionan los sistemas humanos y cómo son sus efectos en sus miembros?
¿Qué efectos producen ciertas formas de comunicar?
¿Comunican las palabras o comunican más los gestos?
"Nunca podemos tener muy claro si nos referimos al mundo como es o como lo vemos"
Gregory Bateson
El análisis de la forma de comunicar se hace tan importante que incluso en 1956 el antropólogo Gregory Bateson propondrá la idea de que la esquizofrenia es el efecto de determinada forma de comunicar en la que repetidamente se mezclan mensajes "doble vinculares" o contradictorios entre sí.
La persona y por supuesto su sintomatología se entienden siempre formando parte de un sistema, ya sea la familia de origen o la pareja o matrimonio actuales con o sin hijos.
Para los autores sistémicos, el contexto interaccional de las personas es la variable más importante para comprender su conducta.
Desde lugares tan alejados entre sí como Palo Alto en California o Milán en Italia, poco a poco irán convergiendo posturas que darán forma a toda una forma novedosa de entender la Psicoterapia.
A partir de ahora el sujeto "señalado como paciente por su familia" (es decir sistema), será comprendido por el psicólogo o psicólogos que le observen como una persona que sufre, por supuesto, pero también como la expresión de un sistema -normalmente su familia- cuyo funcionamiento le está dañando.
Desde esta orientación es prioritario comprender cómo las personas del entorno más íntimo (normalmente la familia) del sujeto responden, sostienen, modifican o dan significado a determinado síntoma.
La idea clave sería: "Analiza tu/s síntoma/s dentro del sistema que vives y descubrirás el origen o la función que cumple"
Los humanos vivimos formando parte de diversos sistemas (familia, amigos, trabajo...) y es necesario conocer cómo funciona cada uno de ellos si queremos entender el impacto que está teniendo determinado sistema en la persona individual.
Obviamente los sistemas se componen de personas, y cada una tiene sus rasgos característicos, pero diferentes sistemas obedecen a distintos tipos de reglas -muchas veces no escritas- que hacen que, por ejemplo, un sujeto inmerso en un sistema en el que sólo se valore el éxito o la belleza, pueda deprimirse con mucha más facilidad si no siente que puede compartir una serie de emociones negativas que le están abrumando con su entorno más cercano...
Una característica de los sistemas es que tienden a funcionar retroalimentándose en función de la información que reciben y cómo responden a ella, lo que a su vez influye de nuevo en su entorno más cercano que provocará de nuevo que reciban cierta información y así sucesivamente...
En 1967, Paul Watzlawic estableció cinco axiomas fundamentales en torno a la comunicación entre personas que aún a día de hoy se siguen manteniendo en psicología y en este modelo en particular:
Popularizada fundamentalmente por la llamada "escuela de Milán" a través del trabajo de autores como Mara Selvini, Luigi Boscolo o Giorgio Nardone.
Esta escuela se ha destacado por abordar problemas de difícil solución (aparentemente) tales como anorexia, bulimia o depresión de forma novedosa, generalmente implicando a los miembros de la familia del "paciente señalado" y aplicando los principios de la MRI y de la TCH vistos anteriormente en un intento de abordaje que se centra en comprender cómo el sistema (por ejemplo la familia) mantiene el síntoma a tratar.
Qué hace la persona frente a su problema será la pista clave que nos de la solución ya que según esta orientación, las estrategias que está empleando, si se mantienen, es precisamente porque no están funcionando (si no el problema habría desaparecido).
La queja del paciente forma parte de un círculo vicioso que se mantiene precisamente por cómo la persona (o el sistema del que el paciente forma parte), intenta resolverlo.
Como su nombre indica, una de las características fundamentales de esta orientación es su compromiso en la obtención de resultados en un espacio de tiempo corto. Según este acercamiento no es necesario ningún análisis de la personalidad ni de la persona sino del problema que le afecta, su síntoma, ni más ni menos.
En la práctica, soluciones radicales, incluso paradójicas, son una de las señas de identidad de esta escuela terapéutica.
"Estoy cada vez más convencida que hay que inducir las familias “a hacer” antes que “a entender”. El insight, en sí, no sirve de nada, en todo caso puede ser útil después de una experiencia reveladora."
Salvador Minuchin, psiquiatra y psicoanalista de origen argentino, desarrolló a finales de los años cincuenta del S.XX un modelo de terapia en el que incluía tanto a las familias de los pacientes (muchas veces niños con problemas de conducta de ascendencia latina), como a otros psiquiatras (con ayuda de espejos unidireccionales), con el objetivo de poder aprender de las interacciones que se daban en las sesiones y que varias opiniones diagnósticas pudieran ser tenidas en cuenta en el mismo tratamiento.
Probablemente debido a sus propios orígenes latino-judíos, así como al tiempo y esfuerzo dedicados a tratar a población marginal -con fuertes problemáticas derivadas del propio proceso migratorio y/o del choque cultural- Minuchin puede considerarse uno -sino el más importante- terapeuta en colocar la cultura de la familia de origen como un factor esencial para comprender la dinámica del sistema del paciente.
Para Minuchin entender la familia, cómo funciona y cómo están compuestos los diversos subgrupos que la conforman es lo fundamental.
Que un grupo de hermanos (por ejemplo los mayores) mantengan cierta alianza entre sí frente a los más pequeños, se podría considerar una unidad de análisis, no necesariamente patológica, que puede ser un rasgo estructural del funcionamiento familiar... Pero la coalición entre una madre y su hija contra un padre cada vez más ausente puede terminar catastróficamente en la salud de la hija y en su maduración.
Pero la familia es siempre una oportunidad y la visión de la familia de Minuchin es positiva. En su forma de trabajar buscará los puntos fuertes de cada uno de los miembros así como de la propia familia, incluso desde anteriores generaciones.
La familia tiene dos funciones fundamentales: brindar apoyo y favorecer la independencia de sus miembros. Para muchas familias favorecer ambas es un equilibrio muy difícil, sino imposible sin ayuda exterior...
Propiciar y potenciar la alianza entre los padres será uno de los objetivos fundamentales, así como el establecimiento de límites claros entre los diversos subsistemas dentro de la familia, que le permitan afrontar las crisis y los cambios que, por otro lado, son intrínsecos al propio devenir del paso del tiempo y la maduración de los miembros de la familia...
"Crecer es aprender a separarse"
Virginia Satir fue trabajadora social antes de trabajar específicamente terapia con familias. Su formación es ecléctica pero su modelo y forma de entender a la persona están claramente influenciados por modelos humanistas.
Sostiene que las personas estamos hechas para el crecimiento y que un ambiente de aceptación de nuestra singularidad y reconocimiento de nuestras características intrínsecas como individuos son el abono necesario para que esta potencialidad se desarrolle y podamos dirigirnos hacia el crecimiento.
Según su visión, una familia de origen basada en el castigo y el refuerzo no es suficiente y puede resultar perjudicial para el desarrollo, ya que puede enseñar pautas de conducta, pero no favorecerá la maduración ni la autoestima.
Desde su forma de entender a la familia, Satir afirma que la familia de origen cumple (o debería cumplir), con tres funciones fundamentales para los hijos:
Satir conceptualiza el proceso terapéutico en tres fases: Contacto, caos e integración.
La primera etapa consiste en comprender el sistema y cada uno de sus miembros escuchando con atención, calidez y empatía lo que todos los miembros tengan que decir, cómo ven el problema. Tras establecer las conclusiones iniciales se puede pasar a la segunda fase.
La segunda fase trata de remover, sacudir al sistema, ponerlo a prueba, favoreciendo que salgan a la luz secretos, ideas, recuerdos o emociones reprimidas...
Por último, en la fase de integración la familia, con ayuda del/los terapeutas, debe encontrar un nuevo equilibrio basado en nuevas pautas, formas de comunicación y reconocimiento mutuo de los miembros.
El objetivo por tanto no es el rechazo o abandono de la familia, sino el favorecimiento de un sistema que, ahora sí, permita el crecimiento y bienestar de sus miembros.
Desde el eclecticismo de su experiencia y formación, Satir utiliza técnicas activas muchas de ellas provenientes, por ejemplo, del Psicodrama.
Quizá la más célebre sea la "Escultura Familiar". Esta técnica experiencial ofrece un marco de trabajo con el que resulta fácil la exploración de las emociones, la estructura grupal y las dificultades que encuentra la familia.
En la "Escultura Familiar" los miembros de la familia usarán al resto de miembros para escenificar, como si de una fotografía se tratase, una o varias escenas que a juicio de cada uno pueda representar los problemas que presenta la familia o alguno de sus miembros.
Es frecuente que en terapia los pacientes se enreden en explicaciones, reproches o "lugares y malentendidos comunes", siendo este tipo de experiencias grupales algo que realmente puede permitir visualizar el problema descontextualizado, más como si se contemplara una pintura o paisaje y que pueda conducir a "un nuevo escenario", mejor para la familia.
"Quiero amarte sin aferrarme, apreciarte sin juzgarte,
unirme a ti sin invadirte, invitarte sin exigirte, dejarte sin sentirme culpable, criticarte sin hacer que te sientas culpable
y ayudarte sin ofenderte.
Si puedo obtener de ti el mismo trato, podremos conocernos verdaderamente y enriquecernos mutuamente."
Quizá debido a su formación en psiquiatría y psicoanálisis, tanto Ivan Boszormenyi-Nagi como Murray Bowen, los dos principales exponentes de este modelo, exploran en el pasado familiar para llegar a comprender ciertas patologías de los pacientes tan graves como la psicosis o la esquizofrenia.
Sin duda no es nuevo ni en Psicología ni en Psicoterapia la búsqueda en el pasado para encontrar las claves del presente pero si el psicoanálisis por ejemplo, típicamente se había explorado la infancia, ambos autores van mucho más allá, mucho antes del nacimiento del paciente, buceando en la importancia que generaciones anteriores (abuelos, bisabuelos etc...) puedan tener en la problemática de la familia actual del paciente.
Sentimientos arraigados de lealtad, justicia, fidelidad, honor etc... pueden traspasar generaciones y llegar hasta el presente impidiendo la autonomía y desarrollo de los miembros actuales de la familia (en particular los hijos).
Será Bowen el que más desarrolle la idea de que las personas siempre nos situamos en un punto entre dos extremos: la unión con nuestra familia y la diferenciación o de la misma o "individuación". Será la familia, según Bowen, la que favorezca o dificulte el necesario equilibrio entre ambos puntos (posición ideal para Bowen cuando se convive con la familia de origen).
Otro factor atraviesa el segmento entre la fusión y la diferenciación: el tiempo.
El paso del tiempo empuja (en teoría) a los miembros de la familia desde la "masa indiferenciada del ego familiar" (o indiferenciación total) hacia la madurez o individuación, ya sea por los cambios que llegan en la pubertad, el establecimiento de la nueva familia al llegar la vida en pareja, el nacimiento de los hijos, los fallecimientos y otras pérdidas que poco a poco van llegando...
Pero en muchas familias "el reloj está parado" y no pueden terminar de adaptarse a los cambios porque hay deudas generacionales pendientes, emociones reprimidas, secretos y tabúes etc...
Sin la posibilidad de desenredar estos nudos la familia seguirá anclada en el pasado y sus miembros no podrán avanzar.
La revisión de las dinámicas de la familia de origen y generaciones anteriores es un trabajo extenso pero que muchas veces ayuda a avanzar mucho más rápido que otras técnicas supuestamente más "rápidas" pero que no profundizan lo suficiente.
Para realizar, por ejemplo, un genograma completo, no suelen ser necesarias más de dos sesiones, tres a lo sumo y la cantidad de información revelada puede resultar de extraordinario valor a lo largo de la terapia. Se pueden ayudar de la elaboración del propio álbum familiar, cartas, fotografías, objetos etc...
Para Bowen la ansiedad es una señal de indiferenciación y las cuentas no resueltas del pasado se tenderán a repetir en el presente o futuro mientras no estén saldadas y/o se terminen de asimilar y trascender.
""Considero que el individualismo exagerado es la postura fingida exagerada de una persona que lucha contra la fusión emocional "
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